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El cajón de sastre


Publicado el 27/07/2003 a las 22:00

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Los indicadores sobre el desempleo cimbraron la cúpula del poder y, de inmediato, vino la
reacción. Nuevas reglas, consulta pública y exenciones fiscales se prometen para las
telecomunicaciones

A la memoria de Rogelio Cárdenas.

Las recientes cifras oficiales, dadas a conocer por el INEGI y que muestran la cruda realidad del
desempleo en México fueron para el presidente Vicente Fox como aquella pertinaz chicharra de
un viejo despertador que interrumpió súbitamente el sueño del primer mandatario. Sí, ese sueño
de productividad y empleo que Fox se había empeñado en hacernos creer y que hace apenas
unos cuantos días mostraba con orgullo y optimismo.

Lejos están las cosas y la realidad laboral en el país del sueño presidencial. Y más lejos aún
quedaron aquellos momentos de vigorosa campaña en los que, así sin más, prometía el
abanderado blanquiazul la creación de un millón 350 mil fuentes de trabajo al año.

Ese descontón, que se suma a un interminable recuento de objetivos fallidos, sirvió al presidente
Fox para expresar y comprometer una serie de medidas emergentes que permitirían paliar el
impacto que ha traído la falta de dinamismo en el mercado interno y que se ha traducido,
consecuentemente, en una dolorosa caída en el empleo.

Así, al asistir a la reunión con el Consejo para el Diálogo con los Sectores Productivos, el pasado
24 de julio, el primer mandatario de la nación reconoció la importancia de la competencia, la
competitividad, la desregulación y simplificación administrativa, así como la imperiosa necesidad
de aplicar nuevas medidas fiscales que conlleven a la reactivación de la economía y a la creación
de nuevos empleos.

“Estamos convencidos que (sic) una competencia más intensa en los mercados y reglas más
transparentes y equitativas fomentarán la innovación y el desarrollo empresarial.
“Con el mismo fin de construir un ambiente empresarial competitivo y dinámico, en breve
someteremos a consideración del Honorable Congreso de la Unión una iniciativa integral de
reformas de las políticas de competencia”.

En principio suena muy bien este pronunciamiento. Ahora habrá que estar atentos a la iniciativa
que supuestamente “en breve” será presentada ante el Congreso de la Unión. Al menos en el
sector de las telecomunicaciones deberá distinguirse muy bien aquello que debe ser modificado
de la actual legislación y qué otra parte de la regulación que se pretende reformar debe hacerse
por la vía de reglamentos, decretos, reglas, acuerdos y demás disposiciones de carácter general
que caen en el ámbito del Poder Ejecutivo Federal.

En ese sentido, dijo el presidente Fox en dicha reunión que “en esa misma página (de Internet) se
va a publicar la agenda regulatoria de todas las Secretarías de Estado y los organismos
descentralizados para los próximos dos años. El análisis de esta agenda que estará en Internet a
disposición de todo el país, permitirá la consulta pública para incorporar los comentarios y
sugerencias del sector privado y de cualquier ciudadano para alterar, modificar, mejorar estas
agendas que van a estar ahí en Internet” .

Esto suena todavía mejor pues de aquí se desprende que, pretenden coordinarse las agendas
regulatorias de todas las dependencias y entidades de la administración pública federal para los
próximos 24 meses y que, además y de manera destacadísima, los proyectos correspondientes
podrán ser consultados por cualquier interesado y, más aún, ser susceptibles de adecuación y
perfeccionamiento antes de que sean expedidos de manera oficial.

Se trata de una aspiración largamente abrigada por la industria y el consumidor de que las piezas
regulatorias pudiesen ser ventiladas previamente a su emisión. Así sucede en gran parte de los
países con los que México mantiene relaciones comerciales y es una expresión afortunada de la
transparencia con la que debe conducirse la actuación gubernamental.

En verdad esperamos que estas promesas del presidente Fox cobren muy pronto realidad y no
sean meras reacciones emocionales ante el estruendoso anuncio del desempleo en el país.
Queda claro que la agenda regulatoria en las telecomunicaciones tiene un buen trecho por
recorrer pero ni toda ella debe integrarse a una pretendida como inalcanzable nueva ley, ni
tampoco es cierto que la esperada reforma sea, en sí misma, el detonador de nuevas inversiones
o para la reactivación del sector.

Fortalecimiento del órgano regulador, aplicación del fondo de cobertura social, reglas de
dominancia, licitaciones de espectro, portabilidad de número, liberalización del tráfico
internacional, telefonía por Internet, entrada de comercializadoras o revendedoras de servicios,
desregulación para la convergencia tecnológica, aplicación de criterios tarifarios diferenciados,
entre otros temas, son parte de esa agenda y cuyos proyectos esperamos ver próximamente en
Internet para, así, poderlos comentar.

Y en cuanto al aspecto fiscal, dijo también el presidente: “Los servicios de televisión restringida que
constituyen una actividad dinámica y de alto crecimiento y generación de empleo, sin embargo, su
potencial se ve frenado por la piratería, entonces, es necesario corregir, y lo anuncio ahora, se hará
ya de inmediato, corregir las condiciones que inducen y facilitan esas prácticas de piratería. Para
esto vamos a eximir a esta actividad del Impuesto Especial Sobre Producción y Servicios” .

Desde luego que se trata de otra buena noticia para el sector. Lástima que, para variar, llegue
tarde y se haga mal. Ya me referiré a ello la próxima semana. Simplemente dejo en el tintero dos
consideraciones: les advertimos lo que iba a pasar con el IEPS en telecomunicaciones y el artículo
39 del Código Fiscal de la Federación no es un cajón de sastre.

Artículo publicado en el Periódico El Universal

http://archivo.eluniversal.com.mx/columnas/32356.html