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El nuevo PAN frente al viejo PRI


Publicado el 27/01/2013 a las 23:00

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Comenzó con un anuncio espectacular: el nuevo régimen daba marcha atrás a la controversia
constitucional iniciada por Felipe Calderón y pronto se promulgaría sin más la Ley General de
Víctimas. De nada sirvieron las advertencias de su inconstitucionalidad e inoperancia. Lo
importante estaba en el beso de Sicilia y en el reconocimiento de una parte del círculo rojo.
Regresaba la política, dijeron.

Vino luego la propuesta de aglutinar todo el poder y la seguridad pública en Gobernación. Ah,
pero sin la interferencia del Senado en la ratificación y comparecencia de los mandos. Y se fueron
pues por la acción de inconstitucionalidad para evitar esa engorrosa aduana.

Siguieron las críticas ramplonas, cínicas y aderezadas con la soberbia propia del abusivo que
regresa por sus fueros o del ignorante que sin, saber de qué trata la cartera encomendada, ya
descalifica el pasado y promete un futuro venturoso. Lo hicieron el nuevo presidente nacional del
PRI, César Camacho y el inexperto director del Infonavit, Alejandro Murat.

Por cierto, el padre de éste fue designado, sin objeción de los firmantes del acuerdo de moda,
como coordinador general del Consejo Rector del Pacto por México. Ni más ni menos. Aplausos
de pie para tan distinguido y honorable personaje. De ahí pasan a señalar al PAN como monopolio
de la instalación y operación de casinos cuando tienen en casa al más conspicuo casinero,
aspirante a gubernatura peninsular e hijo de un modesto maestro normalista. ¡Al ladrón, al ladrón!
Luego nos presentan el numerito de hacer público (eso dijeron) el patrimonio de Peña Nieto y de
su gabinete. Una vacilada. Exhibieron lo contrario. Opacidad, contradicción, simulación, sumas que
resultaban en restas. Un auténtico oso.

Y quizá lo más bochornoso es la liberación de la francesa Florence Cassez, condenada a 60 años
por su participación documentada por más de un tribunal en una banda de secuestradores. Con
la brillante y espontánea participación del flamante ministro Ortiz Mena, tan apreciado por el PRI,
el caso dio un giro y en vez de regresar el expediente para nueva valoración y sentencia, se liberó
a la Juana de Arco moderna, frente al azoro e indignación del grueso de los mexicanos. ¡Qué
importa lo que la gente y justicia clamen! Lo primero es la imagen del gobierno ante su par galo. Y
háganle como quieran. La dama viaja en primera clase y la reciben con alfombra roja. Como
merece. ¡Que se jodan nuestras víctimas del delito!

Justo ese mismo día el IFE votaba, con la destacada —por no decir vergonzosa— participación de
quien fuera precandidato presidencial y secretario general del PRI, Sergio García Ramírez, en el
sentido de que no obstante la evidente triangulación de recursos en la campaña de 2012 a través
de Monex, no había motivo para sancionar al tricolor. Nomás faltaba.

Y ya por último, en estos dos meses de la administración de Peña, amagan ahora los diputados
del PRI en remover a los comisionados del IFAI porque no les gustó el pleito entre Laveaga y
Trinidad. ¡Qué horror!, exclamaron. Mejor pongamos a los nuestros porque ellos sí saben transar
sin escándalo y sin pudor.

Sí, es el viejo PRI que está de vuelta con vestimenta de quinceañera. Engañan con la verdad. Su
política pública es la puesta en escena. Son la foto y el aplauso fáciles. El tufo autoritario y
regresivo impregna las paredes de la república. Y es apenas el inicio.

En ese contexto es que no encuentro la lógica de la dirigencia de mi partido, del PAN, en
seguirles el juego a estos mañosos. Nos ponen como lazo de cochino todos los días y en todos
los foros. Nos hacen creer que nos respetan para sólo exhibirnos como ingenuos y torpes. La
estrategia del PRI es borrarnos del mapa y dejarnos para siempre como una tímida expresión
opositora. Y mientras tanto, la estrategia panista es inexistente o, al menos, muy discreta como
para no verse ni sentirse.

No estoy contra el Pacto por México. Estoy contra la falta de dignidad, congruencia y carácter del
PAN ante tales abusos e hipocresía priísta. Con una mano nos invitan a firmar el pacto y con otra
nos abofetean ante las cámaras. Nuestro papel es construir, sí, pero también denunciar esos
excesos pues somos otra vez oposición, por si no se habían dado cuenta.

Algo hicimos terriblemente mal para dejar entrar de nuevo al viejo régimen a la alcoba
democrática. No nos conformemos con sentirnos buenos en el fondo y perder competitividad. El
PAN está hecho para gobernar y no sólo para ser oposición responsable. Es asunto de
congruencia y determinación. Estamos a tiempo.

Artículo publicado en el Periódico El Universal

http://www.eluniversalmas.com.mx/editoriales/2013/01/62744.php