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El monopolio Legislativo


Publicado el 30/01/2005 a las 23:00

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Lejos de escuchar y enmendar, se ausentan y se molestan. Replican con furia a la crítica y
descalifican con argumentos éticos ante la falta de sustento técnico. Sí, son los mismos que
tienen en sus manos la agenda del país

Pareciera que el futuro de la nación se agota en sacar la nueva Ley Federal de Radio y Televisión.
Bueno, al menos eso se desprende ante la insistencia de sus promotores y defensores de
aprobar, a como dé lugar y a pesar de sus múltiples errores de fondo y forma, la iniciativa del
senador Javier Corral y Raymundo Cárdenas (y de otros tantos que, con más entusiasmo que
conciencia del texto, la suscribieron aquel 12 de diciembre del 2002).

Cierto es que la legislación de medios podría considerarse como parte de una más amplia
reforma del Estado. Pero cierto es, también, que ni con mucho se trata de su aspecto más
trascendente.

Por lo pronto, la reforma fiscal integral, incluidas las conclusiones de la Convención Nacional
Hacendaria y el posicionamiento de la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago) pueden
esperar. También lo puede hacer la reforma energética, aunque sigamos pagando caro el gas y la
gasolina que increíblemente importamos de Estados Unidos. El tema laboral puede seguir siendo
un lastre para la competitividad de nuestro aparato productivo pero, también, debe ser paciente. Y
qué decir de la necesidad de más inversiones, empleos y seguridad pública, víctimas todos de
este repentino cambio de prioridades en el Senado de la República.

La discusión de la nueva legislación se vio interrumpida en estos dos años, entre otros episodios
de nuestra rica y variada vida política, por la decisión de su principal promotor, Javier Corral
licencia de por medio de buscar infructuosamente la gubernatura de su natal Chihuahua. Ya de
regreso a la vieja casona de Xicoténcatl, Corral no reasumió la presidencia de la Comisión de
Comunicaciones y Transportes, cuya estafeta había pasado a su colega Héctor Osuna, pero sí
apresuró, de nueva cuenta, su tema predilecto: la reforma de los medios. ¿Y si hubiera ganado las
elecciones y hoy fuera gobernador? ¿Sería éste el tema número uno del Senado?

Huelga decir que los propios senadores intentaron por casi tres años sacar una nueva legislación
en materia de telecomunicaciones sin el más mínimo éxito, gracias a la pésima interlocución entre
las dos cámaras, y entre éstas y el Ejecutivo federal, a través de la SCT.

Y cuando, hacia el último periodo de sesiones del año pasado se comenzaba a desempolvar una
iniciativa para fortalecer a la Cofetel, ya fuera a través de una ley orgánica propia o bien a través
de un capítulo orgánico dentro de la Ley Federal de Telecomunicaciones vigente, por la derecha
(literalmente) le rebasó el proyecto ciudadano encarnado en la iniciativa Corral-Cárdenas.

Y es así que, en las accidentadas discusiones que se han venido dando, la intolerancia y la
descalificación han sido el signo característico de la forma en que, sin más, los promotores y
defensores de tal iniciativa fustigan a quienes, con argumentos técnicos y jurídicos, tratamos de
hacerles ver que no basta con entusiasmo para emprender un proyecto de esta envergadura.
De hecho, el pasado jueves 27 de enero se desarrolló el Foro sobre la Reforma de la
Radiodifusión en la Universidad Iberoamericana, espléndidamente coordinado por nuestro colega
Eduardo Ruiz Vega, y en el que se desahogaron los puntos críticos de la reforma en cuatro mesas,
integradas por personajes cuya trayectoria y conocimiento de la materia no podría ser puesta en
tela de juicio (al menos objetivamente). Empero, habiendo sido invitados, los senadores de la
República que defienden la iniciativa Corral-Cárdenas y los investigadores y demás defensores
del proyecto, brillaron por su ausencia.

En dicho foro algo quedó más que aclarado: todo mundo cree en la necesidad de que México
tenga una nueva ley en materia de radio y televisión (la actual fue expedida hace 45 años), pero
también quedó acreditado por los presentes que no satisface la iniciativa Corral-Cárdenas, pues
plantea la creación de nuevas autoridades, hace énfasis en el tema de los contenidos, omite la
verdadera convergencia tecnológica y está plagada de errores técnicos.

Y es que, a estas alturas, no debemos tratar de regular los contenidos sino, simplemente, ordenar
su clasificación y sus horarios; podemos establecer prohibiciones de dichos contenidos pero no
anhelos subjetivos; no es pertinente crear nuevas autoridades sino fortalecer a las existentes y,
por último, hemos de atender ya lo que el resto del mundo está haciendo en materia de
convergencia tecnológica (se recomienda leer la revista Newsweek del 24 de enero pasado, cuyo
título de portada es por demás significativo: “El teléfono del futuro”), en lugar de seguir tratando
de dividir, artificialmente tecnologías y regulación.

Para colmo y como réplica desde Cancún, ahora los senadores que promueven la iniciativa
Corral-Cárdenas pretenden desacreditarnos como críticos porque, a su decir, más que
académicos, somos consultores privados, tenemos nuestros propios despachos y defendemos a
la industria.

Vaya, vaya. Ahora resulta que, ignorando nuestra trayectoria profesional, nos darán clases de ética
aquellos que, cobrando sus dietas con el pago de los impuestos que genera el producto de
nuestro trabajo, y estando obligados a escuchar a sus representados, optan por la descalificación.
Y conste que son los mismos que se quejan del duopolio televisivo cuando tienen y dilapidan el
monopolio legislativo. Pobre país.

Artículo publicado en el Periódico El Universal