Los primeros años
Nací en la Ciudad de Puebla el 21 de noviembre de 1962 donde crecí hasta terminar mi educación preparatoria, formado por una madre ejemplar Q.E.P.D. Tengo dos hermanos y soy padre de cuatro hijos maravillosos: Javier, Ana, María y Mauricio.
Durante un año estuve en la ciudad de Austin, Texas, estudiando piano e inglés. Fue un año clave para mi formación como persona y eventual profesionista.
Soy abogado por la Escuela Libre de Derecho de la Ciudad de México y cuento con estudios profesionales de piano en el Conservatorio Nacional de Música (1981-1985). Hasta la fecha sigo estudiando y disfrutando el piano como una de mis grandes pasiones.
Actualmente, estudio la Maestría en Comunicación Política y Gobernanza Estratégica en The George Washington University.
Javier Lozano
Estoy convencido de que todo ser humano debe tener pasiones para su plena realización personal, familiar y profesional. La trascendencia es la marca que cada quien deja a su paso por la vida y que permitirá a sus hijos y a la sociedad recordarlo con respeto y consideración. Las pasiones, bien entendidas, ayudan a formar ese sentido de trascendencia y a actuar congruentemente entre lo que se piensa, se dice y se hace. No hay más objetivo de todo hombre, como bien decía Jorge Luis Borges, de ser justo y ser feliz. En eso estoy.
Mis pasiones las encuentro, básicamente, en mi familia, mi trabajo, la música (con énfasis en la ópera), la lectura, la naturaleza y el deporte. Tengo cuatro hijos (dos varones y dos mujeres) que son mi adoración: Javier, Ana, María y Mauricio. Ello son mi razón de ser y de hacer. Llevamos una muy bonita relación y comunicación. Mi principal misión es sacarlos adelante como gente de bien, feliz, exitosa y sana. Que sean buenos padres de familia y buenos ciudadanos.
Mi desarrollo profesional siempre lo he entendido como parte de mi realización personal. Nunca he asumido una función con carácter de una mera “chamba”. Siempre me he empeñado en dar lo mejor de mí en los muchos cargos y responsabilidades que se me han conferido, tanto en el sector público como en el privado –y también en la academia, pues imparto cátedra en la Escuela Libre de Derecho desde el año 2001-. Disfruto lo que hago y de ello vivo y mantengo a mi familia. Toda una realización que me motiva a levantarme cada mañana con nuevas ideas y renovados bríos.
Desde muy niño mi madre me involucró en la música y me consiguió un maestro de piano. Pero fue a partir de que terminé la educación preparatoria que, por voluntad absolutamente propia y libre, me metí de lleno a la música, concretamente al piano, al grado de terminar estudiando la carrera de pianista en el Conservatorio Nacional de Música junto con la de abogado en la Escuela Libre de Derecho. Si bien no terminé la carrera como tal, sigo estudiando y tocando piano con pasión y método. Pero mi gusto por la música no se queda en el piano sino en la música clásica en general y muy especialmente en la ópera. Es algo que realmente disfruto, me mueve, me conmueve y me hace sentir vivo. Sé que la música me acompañará el resto de mi vida, esté donde esté y haga lo que haga. Y aclaro que no solo me gusta la música clásica. Tengo especial afición por la salsa y también por el pop, el rock, el jazz y, en pocas palabras, por toda la música siempre y cuando sea buena y trascendente.
No hay más y mejor saber que el que te brinda la lectura. Es un placer que te informa, te emociona, te enseña a escribir, a expresarte y hasta a imaginar. Todos los géneros son bienvenidos. Pero la vida es corta y no podemos perder el tiempo en lecturas frívolas o mal escritas. De plano, cuando eso ocurre, dejo el libro a un lado. Soy de los que manosean los libros, los subrayan, hacen apuntes y guardan entre sus páginas otro tipo de recuerdos. Sé que el libro digital va ganando terreno, pero nada sustituye al gusto de tener un libro entre las manos, olerlo, sentirlo y guardarlo en el librero para que haga presencia permanente en tu entorno. Sin duda, la lectura es uno de mis grandes placeres y pasiones.
La naturaleza nos da algo de lo mejor de la vida todos los días aunque a veces no nos percatemos de los amaneceres y atardeceres; de las tardes de lluvia; de los bosques frondosos o de los ríos caudalosos o los mares vigorosos. Esas estampas de la naturaleza son gratis, están al alcance de nuestros sentidos y lo único que nos pide a cambio es que no perdamos la capacidad de asombro y de emoción por ser parte de esta atmósfera.
En cuanto al deporte, desde muy joven lo he practicado aunque debo reconocer que nunca he sido realmente destacado en ninguno. He jugado fútbol, squash, frontón, pista y campo de atletismo (especialmente en salto de longitud y carrera de 100, 200 y 400 metros planos, incluidos relevos). Actualmente sigo practicando carrera de fondo, paddel tenis, ciclismo, elíptica, natación y, uno que otro día, fútbol (pero con todos los cuidados que la edad me impone). Corrí la maratón de Chicago en el 2001 y soy un gran y apasionado aficionado al deporte profesional y amateur. Admiro a los atletas y deportistas que trascienden y que hacen del talento y la disciplina un ejemplo de vida. Realmente creo en aquella máxima que reza “mente sana en cuerpo sano”.